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Iglesia Bautista Renacer

Principios Biblicos
1. Las Escrituras
La Santa Biblia es la Palabra de Dios; es la única regla de fe y práctica; y por ella los hombres serán juzgados.
Hay un Dios viviente, Hacedor y Arbitro Supremo del cielo y de la tierra; es un EspÃritu infinito e inteligente; es indeciblemente glorioso en santidad; merece toda honra, amor y adoración; y en la unidad de la divinidad existen tres personas que son el Padre, el Hijo y el EspÃritu Santo, iguales éstos en toda perfección uno en ser y esencia pero desempeñando oficios distintos.
El hombre fue creado en santidad, sujeto a la ley del Creador, con libre albedrÃo; pero por la transgresión voluntaria cayó de su estado perfecto; por cuya causa todo el género humano es ahora pecador, no por fuerza sino por voluntad; por su naturaleza, está desprovisto de la santidad que la ley requiere, y por lo mismo está bajo justa condenación.
4. Cristo es el único Salvador
Dios amó al mundo de tal manera que dio a su Hijo unigénito para que fuese encarnado; éste cumplió y honró la ley por una obediencia perfecta, y pagó la terrible pena del pecado sufriendo en la cruz por el mundo culpable; siendo levantado de entre los muertos ascendió a la diestra del Padre para interceder por todos los hombres.
5. La Salvación es por Gracia
La salvación es gratuita para todos; es por gracia por medio de la fe; no depende de obras buenas que el hombre pueda hacer; el único obstáculo para la salvación es la depravación y el rechazamiento voluntario de Cristo como el único Salvador.
La regeneración es un nacimiento y es obra del EspÃritu Santo en el corazón del hombre; se consigue voluntariamente obedeciendo el Evangelio; y se ve evidenciada en la vida regenerada por los frutos santos del arrepentimiento, la fe y la novedad de vida.
El arrepentimiento y la fe son requisitos indispensables para la salvación; el arrepentimiento es hacia Dios y la fe hacia Cristo Jesús, y están Ãntimamente relacionados; son la obra del EspÃritu Santo en el corazón; y por medio de ellos el pecador convicto, sinceramente contrito, vuelve a Dios y reconoce a Cristo como su Salvador personal, mediador único y Rey.
La justificación es el gran bien que Cristo asegura a los que tienen fe; incluye tal justificación el perdón de pecados, imputándoles Dios la justicia de Cristo mediante la fe, no tomando en cuenta ninguna justicia que hubieran hecho; y los introduce a una estado de paz y favor con Dios.
9. El Propósito de la Gracia Divina
La elección es aquel propósito eterno de Dios según el cual bondadosamente regenera, salva y santifica a los pecadores; por ser tal propósito consecuente con el libre albedrÃo humano, abarca los medio juntamente con el fin; sirve de manifestación de la soberana bondad divina; excluye la jactancia, promoviendo la humildad estimula el uso de los medios conocidos por lo que los efectos se ven en los que conocen a Cristo; y es el fundamento de la seguridad cristiana.
La santificación es aquel procedimiento mediante el cual se nos hace partÃcipes de la santidad de Dios; es una separación para un servicio especial a Dios; principia en la regeneración, es progresiva en su desarrollo, y llega al estado de perfección en la purificación de los cuerpos en la segunda venida de Cristo.
11. La Perseverancia y Seguridad de los Redimidos
Los salvos no apostatarán irremediablemente sino que perseverarán hasta el fin, porque son hijos de Dios por la fe y la relación de hijo y padre nunca se destruye; no vendrán a condenación porque son redimidos de la maldición de la ley y son sellados por el EspÃritu Santo hasta el fin.
Una iglesia verdadera de Cristo es una asamblea de creyentes en Cristo bautizados después de una profesión de fe; unidos en las doctrinas del Evangelio, comprometidos en mantener las ordenanzas conforme a las Escrituras; reconociendo a Cristo como la única cabeza, tomando la Biblia como su única regla de fe y práctica; y sus oficiales son pastor u obispo y diáconos.
El bautismo es la inmersión en el agua del creyente en Cristo, ejecutado por un administrador idóneo, hecho en el nombre del Padre, del Hijo y del EspÃritu Santo porque tal es el mandato; es sÃmbolo de la sepultura y resurrección de Cristo y del creyente; y es un requisito para gozar de los privilegios de la iglesia.
La cena del Señor es la segunda ordenanza, y consiste en dos especies que son pan sin levadura y jugo, fruto de la vid, los que representan respectivamente el cuerpo y la sangre de cristo; los participantes son creyentes bautizados que tienen la misma doctrina; se celebra en la reunión de la iglesia; y conmemora el sufrimiento y la muerte de Cristo hasta que él vuelva.
El primer dÃa de la semana es el dÃa de reposo del cristianismo; se ha de consagrar a los fines religiosos, absteniéndose el cristiano de todo trabajo secular que no sea obra de misericordia o de absoluta necesidad.
El gobierno civil está puesto por Dios para el bienestar y el orden de la sociedad humana; se debe orar por los magistrados, honrándoles en conciencia, y obedeciéndoles, salvo en aquellas cosas que sean opuestas a la voluntad del Señor, único dueño de la conciencia; y debe haber una separación completa entre el Estado y la iglesia, cada cual siendo cosa buena e importante en su lugar.
Cristo resucitó y ascendió al cielo; resucitarán también los justos y los injustos; los redimidos se levantarán a la dicha eterna y los réprobos a condenación eterna.
18. La Segunda Venida de Cristo
Cristo vendrá otra vez, como ladrón en la noche, porque no se sabe ni el dÃa ni la hora; vendrá como juez, porque el dÃa de la salvación habrá pasado.
Cuando venga Cristo al mundo otra vez se verificará el juicio, el que tiene por objeto premiar al hombre según sus obras; hacer manifiesto su carácter verdadero, y hacer separación entre los redimidos y los perdidos; todos estarán presentes en el juicio, y de este juicio cada cual irá a su respectivo lugar.
Hay dos lugares en que los hombres habrán de morar después de esta vida. Los redimidos vivirán en el cielo, y los perdidos existirán en el infierno con el diablo y sus ángeles; y tal existencia, sea en el cielo o sea en el infierno, será eterna.